Vid Juvenil

¡DIOS nos habla hoy! DIOS nos habla por su Palabra, nos habla a través de un mensaje por la radio, por la TV o por la Internet. O bien, a través de un Predicador, o de un Consejero, o de un buen amigo. También, DIOS habla a través de su Creación, cuando contemplamos sus obras majestuosas; por decir, los cielos con sus tonos azules semi-claros o celestes (nombre del que precisamente deriva la palabra “celestial”) junto con sus astros y sus estrellas; o cuando viajamos a través de los valles y montañas con sus ricas mezclas de colores verdes, o cuando miramos los mares con sus diferentes tonalidades y movimientos.

Hoy, EL SEÑOR me ha hablado por medio de una parábola “en vivo”. Le llamo “en vivo” porque no me fue narrada; sino que la viví. Por definición, una Parábola consiste en un relato figurado del cual, por analogía o semejanza, se deriva una enseñanza relativa a un tema que no es el explícito. Quiere decir que EL SEÑOR nos enseña verdades espirituales haciendo uso de relatos de la vida cotidiana y real.

Cada mes en el arriate de nuestra casa, aparece un arbusto de una especie conocida como “Cinco Negritos”. Es de rápida reproducción y a nuestro parecer, el arbusto es nada atractivo, ni en nada mejora la apariencia del jardín ya que se trata de maleza. Por lo cual, cada mes, el jardinero que llega a casa, la corta.

Cada mes, pensamos que ya la hemos eliminado, pero no es así, re-aparece y a las tres semanas ya ha vuelto a crecer. Fue hasta hoy, que el jardinero me dijo: – “para eliminarla del todo, debemos de arrancarla desde abajo. Si tiene una barra de hierro, la podría arrancar” Inmediatamente, recordé que en nuestra bodega guardamos una barra y se la entregué. En menos de un minuto, el jardinero arrancó “los Cinco Negritos” de un solo tajo, con todo y su raíz.

Mientras veía el arbusto tendido en el suelo, cortado desde su raíz, el ESPÍRITU SANTO trajo a mi mente que de igual manera, hay males en lo profundo de nuestro corazón, que la única manera de eliminarlos es arrancándolos desde sus raíces. Porque de lo contrario, vuelven a aparecer, vuelven a surgir, vuelven a molestar. Y que eso ocurre cuando nos apoyamos en nuestra propia fuerza. Creemos que aquel mal, dolor o triste recuerdo, ya no está, pero es por un breve tiempo; luego, para nuestra desgracia, re-aparece.

Obviamente, no podemos hacer uso de una barra, pero sí podemos hacer uso del Poder de la Cruz de CRISTO.

CRISTO mediante su sacrificio en la Cruz, nos proveyó las suficientes armas para arrancar de una vez y por siempre, esa maleza que afea nuestra vida, ennegrece nuestra alma y estropea nuestra existencia. En 2ª Corintios 10:4 está escrito: “Porque las armas de nuestra contienda no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas”.

¿A qué armas me refiero? Al ESPIRITU SANTO y a la Palabra de DIOS. Pablo escribió a los Corintios en su primera epístola, 1:18 “porque la Palabra de la Cruz es locura a los que se pierden; pero a los que se salvan; esto es a nosotros, es Poder de DIOS” y en 2ª Co 3:17 “Ahora bien, el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, hay libertad”.

Talvez en nuestro corazón hay fortalezas y raíces de amargura que no pueden ser destruidas ni por el buen propósito, ni en nuestras propias fuerzas, ni en programas de auto-sanación; Pero, JESÚCRISTO sí puede destruirlas. Es más, Él quiere destruirlas, para eso vino, para darnos vida y destruir las obras del diablo.

En Jeremías 32:27 está escrito: "Yo soy el SEÑOR, el Dios de toda carne, ¿habrá algo imposible para Mí?" ¡Grande EL SEÑOR! ¿Qué debes hacer? Solo cree. Abre tu corazón a CRISTO, reconócelo como SEÑOR y DIOS de tu vida y aprópiate de su Palabra.