Vid Juvenil

Salmo 45: 1-2

“Rebosa mi corazón palabra buena;
Dirijo al rey mi canto; Mi lengua es pluma de escribiente muy ligero.
Eres el más hermoso de los hijos de los hombres; La gracia se derramó en tus labios;
Por tanto, Dios te ha bendecido para siempre.”

INTRODUCCIÓN

Te estarás preguntando: ¿Señor por qué inventaste eso de “enamorarse”? ¿Qué hice para merecer esto? Bueno… Dios es amor, y por lo tanto como somos hechura a imagen y semejanza de Él, no te extrañes entonces que sientas amor, cariño o en situaciones “normales” se te sale la baba al ver a tu Brad Pitt o Jennifer Aniston frente a ti. ¿Quién te dotó de todo esto? Ni más ni menos que Dios. Ahora bien, dejemos para otro mensaje un tema relacionado al complejo “rollo” del enamoramiento y cortejo de tu Justin Bieber y Miley Cirus… (hmmm qué extraños gustos tienes). Más bien hablemos de alguien que si bien no necesita de tu amor para sobrevivir, pero le encanta que lo enamores, le fascina que pases tiempo con Él; ¿aún no adivinas quién es?... veamos otra pista, como diría Jesús Adrián Romero: “Ha hecho lo que existe para llamar tu atención”… EXACTO, estás en lo cierto: es Dios. Nuestro Creador, es un romántico de primer nivel, desde el Génesis hasta el Apocalipsis, su Palabra está impresa de tanto amor que necesitaríamos horas y horas para poder “escavar” las toneladas de cariño que hay en el corazón de nuestro Señor. Te invitamos hoy en Vid Juvenil a que inicies una etapa de luna de miel con tu Amado y que eches un vistazo a los siguientes tips sobre cómo enamorar a Dios, y sobre todo que tu empilamiento con Él, nunca mengüe. Febrero es un buen pretexto para amar…

I. AMA A DIOS CON TODO TU CORAZÓN (Mt. 22:37)

“Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente”

Si logras detectar en este pasaje, (palabras dichas por Jesús) llama la atención el amor íntegro que Dios pide para sus hijos. Y el primer componente que Dios hace hincapié es el corazón.

A. ¿Quién es el dueño de tu corazón?

Si tu novia o novio te dijese que no sabe si te quiere porque le atrae otra persona, ¿cómo te sentirías? Parece obvia la respuesta pero es una analogía perfecta con Dios. A quien le dediques más tiempo, inviertas más dinero, fuerzas y otras muestras de afecto, determinará dónde está tu corazón. La Palabra dice que donde esté tu tesoro (lo más preciado para ti) ahí estará tu corazón (Mt. 6:21), entonces, si has sido curioso notarás que del corazón manan muchas cosas, tanto buenas y malas, pero sobre todo, tu vida. No es malo tener una relación sentimental o sentir un cosquilleo por todo el cuerpo y tomar su mano y experimentar que estás en el cielo. El problema es cuando tu vida (corazón) depende rotundamente de esta persona. Entonces, los celos de Dios, entran en acción. No es un celo humano, como obra de la carne, mas bien, es un amor que anhela estar contigo, que le prestes atención, que ores o dialogues con Él; cuéntale tus luchas, batallas, tus sueños y anhelos; si lo haces con esa persona especial, pues con mayor razón Dios no debe quedar al margen de ello. Si Dios es el centro de tu corazón, podrás amar realmente a tus seres queridos y demostrarlo, será una bendición y no una obligación. Si amas al Señor con tu corazón tomarás en cuenta lo siguiente:

• No tendrás dioses ajenos ante Él. Es decir no habrá nadie ni nada que quite el primer lugar a Dios. Tu trabajo, estudio o seres queridos, serán tu prioridad, pero no marcan si mereces o no vivir;
• Amarás hacer su voluntad. A tu novia o novio, ¿le invitas a comer u obsequias presentes por “obligación” o porque te deleitas hacerlo? Claramente lo haces porque te agradas hacerlo y no te duele invertirlo. Lo mismo ocurre con Papá Dios. Oras y alabas no por llenar un programa de culto o devocional, sino porque reconoces que sin Él, no puedes vivir y requieres su vitamina espiritual, pero sobre todo y ante todo le amas y esto va de la mano con lo siguiente;
• Alabas y adoras todo el tiempo. El amor se demuestra con hechos, más que con palabras. Muchos se comprometen el día de su matrimonio a amar en las buenas y las malas; en la pobreza y riqueza; salud y enfermedad; etc. etc. Suena romántico ¿no? Pero con el paso del tiempo, las infidelidades, gritos, pleitos y peor aún los divorcios florecen en muchas relaciones, pero… ¿qué sucedió? El amor no se cultivó. Se quedó a nivel de palabras y no trascendió a los hechos. Más que un Aleluya, Dios quiere verte adorando (reconociendo a Dios por lo que es) y alabando (reconociendo a Dios por lo que hace) su nombre. Si me amáis dijo Jesús, “guardad mis mandamientos”. En todo lugar, hora y tiempo, alaba y adora a Dios, no te avergüences, Jesús no se avergonzó de ti cuando estabas lleno de lodo y empantanado en el pecado, resignado en el anonimato y condenado a una muerte eterna; Él lo dio todo por ti;
• Sirve a Dios. Muchas congregaciones ofrecen plataformas de servicio impresionantes, y eso es maravilloso. Pero, ¿se reduce o limita el servicio a un templo? Si amas a Dios, demuéstralo en tu comunidad, colonia, trabajo, salón de clases, etc. Si eres hijo de Dios brilla como tal. Marca la diferencia. No permitas que el mundo sea tu luz, todo lo contrario, la luz de Jesús es la que debe resplandecer en tu vida.

II. AMA A DIOS CON TODA TU ALMA

Parece redundante el alma con el corazón, pero si te das cuenta, alma no solo incluye corazón, también están presentes la voluntad y el pensamiento. Jesús sabía y sabe cuando tu alma está en sintonía con su Voluntad. Predicas su palabra, ganas personas para su gloria, sirves, etc. pero tu interior está lejos del corazón de Dios. Eres un activista, profesas del diente al labio, pero no le glorificas con lo que cuenta en verdad. Si continuas así, te desgastarás y terminarás rindiéndote, conformándote al modelo de muchos “simpatizantes del Evangelio”; es decir, asisten a conciertos cristianos, pertenecen a ministerios de alabanza, evangelismo, etc. y pareciera que Dios es su todo; pero cuando nadie los ve “aparentemente” asisten a discotecas, beben, practican la hechicería, fornican, adulteran… como diría el Señor: nos hemos convertido en sepulcros blanqueados, y de estos abundan. Si amas a Dios ámalo con todo tu ser. Recuerda que la mediocridad no es aprobada por Dios.

III. AMA A DIOS CON TODA TU MENTE

Hay un mensaje a la Iglesia de Éfeso, en Apocalipsis, que demanda una petición especial, léela con atención

“2:2 Yo conozco tus obras, y tu arduo trabajo y paciencia; y que no puedes soportar a los malos, y has probado a los que se dicen ser apóstoles, y no lo son, y los has hallado mentirosos; 2:3 y has sufrido, y has tenido paciencia, y has trabajado arduamente por amor de mi nombre, y no has desmayado. 2:4 Pero tengo contra ti, que has dejado tu primer amor.”

Expresamente aquí hay varios problemas que padecía la congregación efesia, y uno de ellos es que había perdido la brújula de su accionar cristiano. Probablemente, era una Iglesia muy activa, pero habían reducido su tiempo a Dios en el servicio. Si bien la fe se demuestra con obras, creyeron que amaban o agradaban a Dios al limitar su Evangelio en una amplia labor social o ministerial. ¿Qué tiene que ver esto con la mente? Bueno, eres lo que piensas y si tienes en mente que ser cristiano es ser miembro de una fundación u organización humanitaria, estás muy equivocado. La sociedad e incluso la Iglesia venden el Evangelio como un club social que ayuda a la gente por medio de la lectura de la Biblia y terapias para superar problemas como drogas, violencia intrafamiliar, etc. ¡Cuán errantes solemos ser!

A veces piensas que con asistir al culto dominical o juvenil has “saldado” tus cuentas con Dios y que el resto de la semana es un paseo sin fin lleno de libertinaje pecaminoso, es un problema mental el cual está relacionado con tu madurez espiritual. No es el activismo lo que salva, tampoco tu asistencia, en eso no hay mayor sacrificio; sin embargo, si dejas de maquinar venganzas contra tu enemigo y renuevas tu mente por pensamientos de compasión y misericordia, sin duda alguna, has dado pasos gigantes de crecimiento espiritual.

Lo mejor que puedes hacer es proteger y consagrar tu mente. Si amas a Dios, cúbrete con el yelmo de la salvación (Efesios 6: 17) pues así como el soldado romano debía proteger su cabeza ante las batallas enemigas, así los hijos de Dios, en la guerra espiritual, debemos cuidar de no dejar que se aniden pensamientos negativos, pues tarde o temprano estos invadirán tu corazón y tus acciones: Producirás las obras de la carne (Gálatas 5:19-21).

CONCLUSIÓN

Estimado joven y señorita, podrás demostrar un amor sincero a Dios hasta permitas que Él te llene de su Espíritu. Recuerda lo siguiente:”No puedes dar lo que no tienes, no puedes ver lo que no has creído”. Extraño o no, Dios te llena de su amor para que luego tú, en tu privilegio de poseer el libre albedrío, lo ames también. Amar es una decisión y por lo tanto es más que palabras. Todo lo que se hace por amor, se hace sin remedos, protestas o múrmuras, pues si tu amas a Dios permitirás que Él obre transformaciones en tu vida, el Maestro quitará progresivamente todo defecto, y al final… tu estado postrero será mejor que el primero. Te invitamos a que ames a Dios, no solo en el mes de la amistad, pues, esto no es invento de los hombres, fue invento del Señor.

¡Doce meses no alcanzan para demostrarle a Dios cuánto le amas!

Con amor fraterno atentamente tus brothers, Tania González y Roberto Arévalo.

Este disco es un verdadero tesoro para adorar a DIOS, está cargado de amor, de pasión, de entrega y bueno, como su mismo título nos invita, mediante él lo que se busca es que nuestra adoración a DIOS sea como un perfume a Sus pies, un olor frangante, grato. Muchos de nosotros quizá no habíamos escuchado de Jaz Jacob hasta que esa alabanza llegó a nuestras vidas y nos ministró muchísimo (recordamos la primera vez, ha sido impactante), la letra es muy hermosa y profunda. En este disco esa alabanza en particular tiene un leve toque diferente, pero de mucha calidad, con más ministración, así que con el mayor de los gustos les compartimos esta producción que segurito les bendecirá y sobretodo les ayudará a dedicarle a DIOS un cántico nuevo.